Una historia basada en hechos reales…

Desde que uso presentaciones multimedia y el resto de recursos que ofrece un ordenador e Internet, sentía la necesidad de no estar al lado del ordenador para poder manipularlo… necesitaba distancia para estar más cerca de mi alumnado. Entonces acudí a un centro comercial y compré el primer mando de presentaciones que vi. No me lo pensé mucho porque, por aquel entonces, no había gran variedad de este producto. Salvo la marca y el precio, el resto de características eran similares. En ese momento creí que sería la solución a mi necesidad, lo parecía. Podía entrar, salir, avanzar y retroceder en una presentación multimedia; poner la pantalla en negro y llamar la atención sobre cualquier elemento con su puntero láser. Pero… si tenía que hacer clic en un enlace… necesitaba el ratón, si tenía que reproducir un vídeo o detenerlo… necesitaba el ratón, si tenía que acceder a determinadas opciones… necesitaba el botón derecho del ratón. Este mando no me daba libertad… necesitaba otra solución.

Mientras iba siendo consciente de esta necesidad un grupo de alumnos me regaló el segundo mando que llegó a mis manos. Había oído hablar de él, no era un extraño. Este mando, además de lo que ofrecía el anterior, mostraba la cantidad de batería disponible y contaba con un temporizador que, mediante vibración, me avisaba que el tiempo que le indicaba había transcurrido. Me pareció interesante esta última característica pero… seguía necesitando el ratón para manipular recursos interactivos y web. Este mando no me daba libertad… necesitaba otra solución.

Un día acudí a una tienda de informática y le planteé mi situación al dependiente. Le expliqué que sabía que existían mandos de presentaciones con las opciones que ofrece un ratón, aunque no lo conseguía en tiendas físicas. Lo que encontraba en Internet, o se salía de presupuesto o no llegaba a Canarias. Entonces me dio la solución, su respuesta se encontraba en su tienda y me daba la libertad que necesitaba. Desde entonces, se ha convertido en un fiel compañero, ya llevamos 6 años juntos y no hemos tenido ningún problema. Es cierto que no tiene la función del temporizador, pero realmente no la uso. Ya que, en mis clases es la comunicación no verbal de mi alumnado la que me avisa tanto del momento en el que tengo que hacer el descanso como que se va terminando la sesión…

Hoy por hoy, el modelo con la marca que me dio libertad no se encuentra. Es otra marca la que lo tiene y, aunque sigue siendo el mismo modelo con las mismas características técnicas, su precio se ha duplicado… Existen otros modelos que ofrecen la función de ratón y otras nuevas características como: incluir botones de volumen, usar la memoria USB con la que se conectan al equipo para guardar archivos (con lo que llevas todo en un mismo «aparato»: el mando, las presentaciones y el resto de recursos digitales)… Con este análisis de 10 mandos podrás hacerte una idea de las opciones que puedes encontrar en este producto.

En definitiva… encontré el mando que me daba el mando (o eso creía). Mi necesidad se había cubierto, aunque ahora tenía otra necesidad: y… ¿si quiero usar el teclado?… Aquí, fueron mis alumnos los que respondieron: «usa el móvil». Existen aplicaciones como Mouse Kit (compatible con Android e iOS) que te permiten conectar tu móvil al equipo y usarlo como un mando, incluso como teclado. Lo probamos en clase, esta solución es buena. La única pega es que la conexión, a veces, falla. No obstante con las actualizaciones ha ido ganando estabilidad.

Esta es mi historia con los mandos ¿nos cuentas la tuya?… ¿Te animas a compartir tu «solución»?… No lo dudes, comparte en nuestra página de Facebook «el mando que te da el mando» y actualizaremos la publicación incluyéndote en la infografía.

En busca de un mando que te dé libertad...

Elaboración propia