Estamos habituados a hablar de cómo ha de ser la formación presencial y, cada vez tenemos más claro cómo ha de ser la formación implementada a través de modalidades en línea. Ante esto cabe preguntarse, ¿de dónde hemos partimos para saber qué aspectos hemos de considerar en la programación de nuestras acciones formativas, para que sean eficientes y efectivas?

Un aspecto importante a considerar es la forma de enseñar y aprender de tutores y alumnado y el papel que juegan, además de éstos, otros elementos del proceso formativo (metodología, contenidos, vínculos tutor-alumnado…).

Actualmente se apuesta por una formación abierta, flexible, activa, apoyada en las TIC, colaborativa… ¿siempre ha sido así? No.
Hagamos un breve recorrido por algunas de las teorías del aprendizaje que han influido en la forma de enseñar y aprender a lo largo de las últimas décadas. Veremos que cada una de ellas ha marcado pautas a considerar en el diseño instruccional de nuestras acciones formativas, dando lugar a cursos con características diferenciadas.

¿Qué teorías han estudiado el proceso que seguimos al aprender?

Algunas de las más influyentes son el conductismo, cognitivismo, constructivismo y la más novedosa o reciente, el conectivismo. Veamos también el papel que han jugado en ellas, tanto las personas que aprenden como las que enseñan y el aprendizaje.

Conductismo

Esta teoría pone el centro de atención en el ¿qué aprende el alumnado? y en el control de la conducta.

Lo importante es el conocimiento a transmitir pero al alumnado, sus características, motivaciones, intereses…, no se le toman como referente a la hora de diseñar el contenido ni elegir la metodología de la formación.

El conductismo considera que el alumnado es incognoscible, es decir, que no se puede entender qué ocurre en su interior y por ello se centra en la observación de su conducta, para entender qué ha aprendido.

Por un momento podríamos decir que el alumno es un ente vacío al que hay que llenar con contenidos y destrezas que permitan alcanzar, a través de actividades repetitivas y modelaje, unos objetivos medibles y observables. Éstos determinarán la adquisición, o no, de ciertas habilidades y conocimientos a través de la observación de las acciones desarrolladas por el alumnado.

Cognitivismo

A diferencia del conductismo, el cognitivismo centra su atención en el interior del alumnado, siendo su principal preocupación responder a ¿cómo se aprende?.

Esta teoría considera que lo importante es averiguar cómo se desarrolla el proceso cognitivo en la persona, cómo piensa, soluciona problemas, cómo utiliza el lenguaje, procesa la información, forma conceptos, toma de decisiones… todas ellas, acciones que hay tras una conducta observable.

De este modo, el alumnado se convierte en un agente activo dentro de su propio aprendizaje y adquiere mayor grado de responsabilidad dentro de ese proceso. Por su parte, el tutor o docente es considerado un experto con experiencia que presta su apoyo, ayuda y orienta al alumnado cuando lo necesita para facilitar el aprendizaje. Un aprendizaje significativo, es decir, que parte de los conocimientos que ya posee el alumno o alumna sobre el tema (por tanto deja de ser considerado un ente vacío) y procura la conexión de nuevos conocimientos con los ya poseídos.

Constructivismo

El constructivismo considera que el aprendizaje es una tarea activa y continua y que aprendemos haciendo e incorporando lo nuevo a los conocimientos que ya poseemos. Esto nos lleva a seguir apostando por el aprendizaje significativo y holista, que coloca a la persona que aprende en el centro del aprendizaje, adaptándose a sus necesidades y conocimientos.

En este contexto el tutor ha de asegurar la comprensión de los contenidos, detectar lagunas y presentar unos contenidos adaptados al nivel de conocimiento del alumnado.

Este aprendizaje significativo puede llevarse a cabo en diferentes entornos de aprendizaje, presentando al alumnado actividades, ejemplos o situaciones lo más reales posibles para que pueda trabajar la resolución de problemas de un modo colaborativo. Esta forma de trabajar en equipo potencia, además del aprendizaje de conocimientos, el desarrollo de competencias sociales e intelectuales, así como la observación de los elementos emocionales y motivacionales durante el aprendizaje.

Conectivismo

El conectivismo, definido por George Siemens y por Stephen Downes, nace como una teoría complementaria al conductismo, cognitivismo y constructivismo para definir cómo aprendemos en la era digital.

En este momento, la conexión entre las personas presenta nuevas formas de entender el aprendizaje. El tutor define los conocimientos y habilidades a adquirir y diseña una red de aprendizaje que le permitirá al alumnado la conexión con otras personas, entidades, organizaciones y comunidades de aprendizaje a través de las que conseguir información que le lleve a alcanzar los objetivos marcados.

De este modo, el proceso de enseñanza y aprendizaje se sale de cualquier límite que pueda establecer un aula física o virtual, extendiéndose a todo lo que pueda ofrecer internet.

Entiende que el aprendizaje informal tiene gran peso, con lo que la educación formal ya no es la única forma de aprender; se da en cualquier momento y lugar; y se sustenta en el aporte de opiniones, informaciones… provenientes del conocimiento personal de una red formada por comunidades de prácticas, redes personales, contactos de trabajo, medios sociales…

En este nuevo escenario es importante que el alumnado quiera aprender y lo haga estableciendo conexiones y decidiendo qué quiere aprender y qué no.
Teorías del aprendizaje

¿Cómo serían las acciones formativas diseñadas en base a cada teoría?

Considerando la esencia de cada una de las teorías del aprendizaje vistas, al realizar el diseño instruccional de nuestros cursos podemos obtener acciones diferenciadas dependiendo del papel otorgado a alumnado y tutores, el contenido a impartir, las características, nivel de conocimientos, habilidades y experiencias de los alumnos o el entorno o recursos disponibles.

Algunos de los rasgos definitorios de acciones formativas desarrolladas en base a las concepciones de cada teoría del aprendizaje son:

  • Conductismo: Puesto que el éxito del aprendizaje no está en el alumno sino en los contenidos y en la forma de presentarlos, hablamos de acciones formativas con una organización cerrada en las que los contenidos se presentan en pequeñas dosis bien estructuradas y pautadas para facilitar su comprensión. Para asegurar que cada dosis de contenido es entendida, el final de cada bloque suele ser alguna pregunta cuya respuesta indica si el contenido se ha aprendido o no. La dificultad de las tareas que se van proponiendo intercaladas entre los contenidos van aumentando poco a poco su dificultad y, tras su realización, se acompañan de realimentación inmediata para el alumnado, como vía para la mejora de su rendimiento.
  • Cognitivismo: Podríamos hablar de acciones formativas en la que se empleen metodologías prácticas y demostrativas y en las que el uso de herramientas y tecnología facilite el desarrollo de procesos cognitivos complejos (toma de decisiones, resolución de problemas, formación de conceptos…). Otras particularidades de estas acciones podrían ser:
    • Que se propongan actividades que faciliten el procesamiento del contenido de forma efectiva y eficiente.
    • Se presente el contenido organizado de modo coherente y apoyado en diferentes tipos de soportes y formatos, facilitando su comprensión y asimilación.
    • Se facilite al alumnado la tarea de conectar los nuevos conocimientos con otros ya aprendidos, haciendo que el aprendizaje sea significativo.
  • Constructivismo: Esta teoría nos lleva hacia entornos de aprendizaje en los que trabajar de forma eminentemente práctica, resolviendo problemas, realizando simulaciones… de situaciones lo más reales posibles. Se fomenta la resolución de problemas de un modo colaborativo, con lo que el componente social, interactivo y la comunicación con otras personas que participan en la acción formativa son muy importantes. Se trabaja la reflexión individual y grupal con lo que el resultado del aprendizaje puede ser complejo de medir por lo abierto que es y la diversidad de aportaciones que puede realizar cada alumno o alumna; y ha de ser significativo y eso podemos conseguirlo, entre otras acciones:
    • Aprovechando la web para presentar los contenidos con niveles crecientes de dificultad.
    • Utilizando recursos como los mapas conceptuales, vídeos interactivos, paquetes LMS… para facilitar la navegación, evidenciar la relación de unos contenidos con otros, presentar una síntesis visual de los mismos.
    • Enriqueciendo los materiales didácticos con imágenes, ejemplos, casos, vínculos…
    • Entregando la información utilizando diferentes formatos y vías.
  • Conectivismo: Hablaríamos de acciones formativas en las que no hay límites en cuanto a qué hay que aprender, dónde y cuándo. Cada persona, a partir de los objetivos de la acción, se plantea sus propios objetivos y dispone de los medios sociales e internet para acceder a la información y crear sus conocimientos. El alumno o alumna es el diseñador y ejecutor de su propio aprendizaje y éste llegará hasta donde él o ella quiera o necesite.

Acciones formativas y teorias del aprendizaje

En definitiva…

Las teorías del aprendizaje aportan aspectos muy valiosos para la concepción de nuevas acciones formativas. No podemos olvidarnos de ellas, porque en función de las características de nuestro alumnado, conocimientos previos, recursos… atenderemos a unas concepciones u otras.

Nos quedamos con que no hay teorías mejore ni menos buenas, todas ellas tienen algo que aportarnos. Así, de lo que hemos hablado, ¿qué aspectos considerarías para una acción formativa en la que el alumnado no conoce absolutamente nada del tema a trabajar y carece de habilidades importantes para el aprendizaje? o ¿qué harías en el caso contrario, con grupos con alto nivel de conocimientos y experiencias?